Free counter and web stats

jueves, 24 de septiembre de 2009

Más sobre "Gordos".

Antonio de la Torre, con 35 kilos de más...

Ayer, en el programa de radio "El Larguero", de la SER, entrevistaron a Antonio de la Torre, uno de los protagonistas de la película Gordos. Por exigencias del guión, el actor tuvo que engordar 35 kilos y luego adelgazarlos en unos pocos meses, aunque contó con el asesoramiento de un médico, el doctor Escribano, que le ayudó a engordar minimizando (en la medida de lo posible) los riesgos de salud que el proceso conllevaba. Me pareció absolutamente revelador lo que siente un "delgado" al convertirse de repente en un "gordo". Y me llamó la atención que alguien que jamás ha tenido ningún problema de relación con la comida, de repente, con 35 kilos de más, experimentase momentos de ansiedad que le impulsaban a levantarse por la noche a comer. Lo que viene a confirmar, de algún modo, la sospecha de que son algunos alimentos los que llevan a conductas de ingesta compulsiva (probablemente por alteraciones en el nivel de insulina en sangre, fruto de una alimentación abundante en harinas blancas refinadas y azúcares).

Os recomiendo escuchar la entrevista completa, porque hay reflexiones sobre la obesidad que son para pararse a pensar un momento... A ver si os fijáis en cuál es el primer alimento que el actor recuerda haber comido en el momento mismo que decidió empezar a engordar.

Por cierto, que ya he batido (por poco, es verdad) mi récord de peso (por abajo, claro) desde que abrí el blog. Ayer pesaba 86.8 y esta mañana... ¡¡86.4!! 200 gr. menos del peso más bajo que había tenido desde que empecé a escribir este blog. ¡Ole, ole y ole!

martes, 22 de septiembre de 2009

Gordos (la peli).


Me extraña no haber leído, entre los blogs que sigo, ninguna alusión a Gordos, la nueva película de Daniel Sánchez Arévalo. Quien no la haya visto y lo vaya a hacer, le recomiendo que deje de leer inmediatamente esta entrada; ya la leerá, si quiere, después. Para los que ya la hayáis visto, me encantaría que comentaseis qué os pareció.

La película hilvana las historias de varios "gordos" cuyas vidas se entrecruzan en la "consulta" de un curioso terapeuta que, en vez de proponer esta dieta o aquella, intenta que cada uno averigüe qué hay detrás de su relación con la comida. La verdad es que la peli me dejó un sabor agridulce... Por un lado, tiene un guión muy bueno, con golpes divertidos, y una trama y una estructura originales. Los actores -todos ellos- están que se salen, y la banda sonora (de Pascal Gaigne) es preciosa (para muestra, un botón). Pero las situaciones y los personajes son tan extremos que rozan lo esperpéntico, lo paródico. Bueno, no lo rozan, lo rebasan con creces, así que supongo que es lo que el director de la película perseguía.

El caso es que de lo que menos habla Gordos es, precisamente, de la obesidad. O mejor dicho, habla de la obesidad como una especie de metáfora de otras cosas que aparecen en la película: el amor, el sexo, la familia, la religión... Aun así, hay unas cuantas imágenes que a la gente con ciertos transtornos de la alimientación le pueden resultar algo dolorosas, aunque para mi sorpresa, el cine estallaba a carcajadas... Por ejemplo: un investigador de la policía científica acude a un restaurante donde un hombre muere atragantado por su anillo. Al encontrar el anillo, no puede evitar la tentación de metérselo en la boca para limpiarlo y, de paso, saborear los restos de comida que quedan en él... Una adolescente obesa -la del fotograma de arriba- es vejada por compañeros de clase y por su propio hermano y para evadirse se refugia en la pizza y las chucherías. Otro personaje femenino engorda veinte kilos para conseguir que su novio la abandone. Otro, una chica muy religiosa, a la que su novio -más religioso aún- abandona porque, al haber adelgazado, se ha puesto super atractiva y lo ha arrastrado al pecado de la fornicación...

Es cierto que todo ello está aderezado, o pretende estarlo, con mucho humor, y creo que sin ánimo de ofender a nada ni a nadie. Pero la película parece obviar que lo que presenta como situaciones extremas, ridículas o paródicas, a veces son más reales de lo que nos pueda parecer.

De todos modos, aconsejo a todo el mundo que vayáis a verla. No os aburriréis y luego podréis decirme si ese sabor final agridulce es paranoia mía o lo compartís. Un adelanto, aquí.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Básculas, virus y otras pesadillas.


Llevo una semanita que la báscula me trae de cabeza (levemente, tampoco vamos a dramatizar). El caso es que un día me marca 87, al siguiente 87.6 y al siguiente 87.2, y así toda la semana. Hoy he vuelto a los 87. De todos modos, estoy acostumbrado a estos "parones". Afortunadamente, a pesar de que la báscula (me) vacile de semejante manera, los pantalones y el cinturón no engañan, y es evidente que sigo perdiendo. Así que tarde o temprano, la báscula tendrá que reconocer mis méritos. Lo que me fastidia es que mañana tengo bodorrio, y es fácil que cometa algún pecadillo (que tampoco hay que mortificarse). En fin, a ver si el resto del finde me porto bien y la semana que viene veo el 86 en la dichosa báscula.

Cambiando de tema: me mosquea eso de que la obesidad sea un posible factor agravante para quien pille el H1N1, más comúnmente llamado "gripe A". Tengo la sensación de que hay bastante confusión sobre el virus. Un día los medios de comunicación nos tranquilizan afirmando que el virus será incluso menos "peligroso" (y menos letal) que el de la gripe común, y al día siguiente sale no sé qué estudio de no sé qué médicos que afirman que ha habido un número no despreciable de casos en los que personas sanas, que no parecían estar dentro de ningún grupo de riesgo, han presentado complicaciones graves. A ratos nos alarman, a ratos nos tranquilizan, y no faltan las voces que dicen que hay poderosos intereses económicos detrás de esta ceremonia de la confusión. Y no solo los intereses de ciertas farmacéuticas... Muchos fabricantes de alimentos se han puesto manos a la obra para presentarnos cualidades de sus productos que presumiblemente nos pueden ayudar a aumentar nuestras defensas. Hace unos minutos acabo de ver un anuncio en la tele que me ha parecido tremendamente agresivo: una voz en off nos pregunta "¿Les da a sus hijos suficiente vitamina C?" (o algo parecido). Y acto seguido, se nos presentan unos zumos procesados que, al parecer, ayudarán a nuestros hijos (a los demás, que nos zurzan) a fortalecer "de forma natural" las defensas. Después de ver el anuncio, supongo que habrá un montón de gente que se sentirá fatal por no haber comprado el dichoso zumo para sus hijos. Yo, que no tengo hijos, estoy por regar las macetas con él, por si acaso...

Una anécdota para terminar: ayer, al pasar por una farmacia, me acordé de que quería comprar algún "antipirético" (o sea, algo contra la fiebre, oí la palabreja en la radio, que decía que era bueno tener alguno a mano para cuando a uno le pille la dichosa gripe). La dependienta de la farmacia me miró con cara rara:

-¿¿Un antiepiléptico, dices??
-No, no, un antipirético.
-¿¿??
-Bueno, algo para la fiebre.
-Aaaaah... tú lo que quieres decir es un "antitérmico"...

Total, que después de semejante escena, la dependienta me informa de que los famosos "antipiréticos" o "antitérmicos" (yo ya no sé cómo llamarlos) no son más que la aspirina y el paracetamol... Algo he leído por ahí de la "medicalización de la normalidad", y cada vez lo veo más claro...

domingo, 13 de septiembre de 2009

Piano piano si va lontano...


Así dice un viejo adagio italiano, y así voy yo: piano piano, despacio, sin prisas... pero han caído otros 600 gramos en estos días, y estoy ya en 87. El peso más bajo que he tenido desde que tengo el blog fue 86.6, así que espero mejorar la puntuación esta misma semana que viene... ¿Es una quimera pensar en alcanzar los 82-83 antes de Navidad? La verdad es que 4/5 kilos en tres meses no es lo que se dice una osadía impensable, pero hace ya cierto tiempo que no peso eso... Bueno, en fin, que me estoy portando bien, y la cosa se va notando.

Hay días que la cosa parece estancarse sin motivo aparente. Hay que tener paciencia, porque en pocos días la pérdida de peso se refleja en la báscula. Hay veces que queremos ir más rápido de lo que podemos y de lo que debemos, y eso tampoco.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Misterio misterioso (o Flipping in colours)


Pues resulta que ayer tuve cena. Iba dispuesto a no pecar con ningún carbohidrato (aparte de un poco de vino, placer del que no me gusta privarme ni en inducción), pero ya antes de la cena cayó una caña con limón (yo la había pedido sin alcohol, porque tiene menos carbohidratos, pero la camarera se equivocó, y como soy idiota, le dije que no hacía falta que me la cambiase). "Bien empezamos", pensé. Pero no, en la cena no probé ni un miserable hidrato de carbono, aunque bebí bastante más vino del que tenía previsto. Vino turbio, concretamente. Pero ni pan, ni postre ni azúcar en el café. El abuso del vino ya tendría bastantes repercusiones al día siguiente (o sea, hoy) en la báscula.

Eso pensaba.

Pero ¡oh, misterio misterioso! Esta mañana, al subirme a la báscula: ¡¡87.6!! 600 gr. menos que el día anterior. ¿Alguien sabe por qué ignotas razones a veces te portas muy bien y apenas pierdes, y otras te portas regulín regulán, y te quitas más de medio kilo? ¿O es que el alcohol tiene algún tipo de efecto retardado, y el "castigo" se producirá hoy o mañana o a lo largo de unos días, en forma de estancamiento? Creo recordar que Atkins afirmaba que el alcohol interrumpe momentáneamente la "combustión de grasas", porque el cuerpo lo usa como combustible prioritario, pero en cuanto se consume, el cuerpo vuelve a quemar grasa. ¿Alguien me puede aclarar este extremo? Uf, cuántas preguntas para un viernes. Feliz fin de semana.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Evolución positiva e inducción.


Hasta ahora me estoy portando bastante bien, y los resultados parecen positivos. Anteayer pesaba 88.8, ayer 88.4 y hoy 88.2, así que nada, contentico. Lo que no he hecho es comprobarlo con las tiras reactivas de cetona, así que no sé si estoy quemando ya grasa o qué, aunque imagino que sí...

Para los novatos y novatas, y para Astarté, que antes del verano me preguntaba qué era eso de la "inducción", voy a explicar de forma algo gruesa en qué consiste: la inducción es la primera fase de la dieta Atkins, fase en la que se reduce mucho el consumo de carbohidratos, limitándolo a una ingesta diaria de 20 g. de carbohidratos en forma de ensalada o verdura, es decir, carbohidratos sin fécula (quedan excluidos, pues, en esta primera fase, arroces, legumbres, patatas, cereales, pastas...). ¿Qué se consigue con eso?

Se consigue que el cuerpo, al no poder quemar su primer combustible, que es el hidrato de carbono, eche mano de sus reservas de grasa, descomponiendo esta grasa para usarla como combustible (recordemos que el exceso de carbohidratos se acumula bajo la forma de grasa). Los niveles de insulina se normalizan y desaparece esa sensación de hambre continuo que caracteriza a muchos tipos de sobrepeso y obesidad. Al usarse como combustible las grasas, se generan unos "residuos" llamados cetonas, o cuerpos cetónicos. Los críticos con Atkins afirmaban que la generación de cetonas podía ser perjudicial para el cuerpo, pero Atkins defendió que ese pensamiento procede de la confusión con los cuerpos cetónicos que se generan en ciertas fases de diferentes dolencias, y que las cetonas originadas en la "quema" de grasas son absolutamente inocuas, y se eliminan de forma natural a través de la orina o la respiración (de ahí el peculiar aliento que bastantes personas desarrollan en inducción).

Antes de que nadie se rasgue las vestiduras, diremos que la inducción no es más que la primera fase de la dieta Atkins. Se supone que esta fase debe durar un mínimo de dos semanas, pero se puede alargar sin ningún problema durante mucho tiempo. Claro que lo recomendable es seguir con las siguientes fases, en las que de forma gradual se vuelven a incorporar (siempre con moderación) más cantidades de hidrato de carbono (sobre todo, de aquellos que tienen más incidencia en nuestra salud y nuestro bienestar: ciertas frutas, legumbres, cereales integrales...), pero renunciando al consumo habitual de azúcares y productos hechos con harinas blancas (desnaturalizadas).

Hay, todavía hoy, cierta controversia científica en torno a esta dieta (a veces se confunde toda la dieta con la fase de inducción), aunque la mayoría de dietistas, cardiólogos, etc. están de acuerdo en culpar de la obesidad al abuso de los carbohidratos "malos" y su influencia sobre los niveles de insulina en sangre. Y esta perspectiva la estuvo defendiendo durante años en solitario y bajo furibundos ataques este cardiólogo norteamericano. He leído algunos libros en los que se comenta con espírituo crítico la dieta Atkins, y casi siempre llego a la conclusión de que el autor o autora no se ha molestado en leerse La nueva revolución dietética del doctor Atkins, y que a menudo habla de la dieta "de oídas".

Independientemente de los estudios científicos en un sentido o en otro, a mí la "inducción" me funciona. Es la única forma que tengo de hacer dieta sin morirme de hambre, de pena o de ansiedad...

martes, 1 de septiembre de 2009

La vuelta al cole (y los deberes a medio hacer...)



No he podido contener unas risotadas (eso sí, cariñosas y benévolas para conmigo) después de leer la anterior entrada del blog, la titulada -con la mejor y más sincera de las intenciones- "Las aguas vuelven a su cauce". Pues no, definitivamente, no volvieron a su cauce. El final de curso, y todo el verano, no han supuesto precisamente ninguna vuelta a ningún buen cauce. Aunque tampoco es que estos dos meses y medio hayan sido un continuo festival de carbohidratos, debo reconocer que me he seguido dando a las cañitas, y lo que es peor, he caído repetidamente ante la tentación de los helados...

Esa es la principal razón por la que no he escrito NADA en el blog en los últimos dos meses y medio. Porque uno no puede aspirar a escribir un blog sobre el estar a dieta sin estar a dieta. Es de cajón. Así que con el blog he hecho como con la báscula, bien escondidos los dos, para que no hubiese ningún testigo mudo que sirviera de reproche al libertinaje veraniego de cañas, cenas fuera de casa y helados.

Como me conozco, y quiero tomarme en serio lo del blog, he esperado a llevar una semana cumpliendo bien la dieta para animarme a volver a postear... Esta mañana me he pesado, y tachaaán... 88.8. La verdad es que me esperaba más bien 87, u 87 y pico... pero casi 89, tela... Y eso que esta semana me habré quitado casi dos kilos... Vamos, que no quiero ni pensar en cuánto he pesado este verano, pero es fácil que haya vuelto a los 90... o incluso los haya rebasado.

No voy a echar las campanas al vuelo, pero estoy decidido a que nada desbarate mi determinación de volver a quitarme kilos de encima. Y si fallo, me plantearé la posibilidad de crear un nuevo blog que se titule "Nunca a dieta", porque ya me vale...

P.D. Le prometí a Astarté que el siguiente post sería sobre la inducción. Pensaréis que he incumplido mi palabra, pero no es así, solo la he postpuesto un poco... Prometo ocuparme pronto del tema.