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sábado, 28 de marzo de 2009

Gazpacho y longevidad


Os dejo el link a una noticia publicada en la versión digital del Heraldo de Aragón. Trata sobre la vida de Carmen Vázquez (actriz de origen chileno que está a punto de cumplir 109 años) y sobre lo que ella considera que es la clave de su longevidad: el gazpacho. Aunque viendo cómo habla, cómo se expresa, y cómo ha sabido vivir su vida esta buena mujer, uno duda de que el gazpacho sea el único ingrediente de su secreto...

viernes, 27 de marzo de 2009

El diablo se viste de trenza (de Almudévar)


Almudévar es un pueblo de la provincia de Huesca, junto a la autovía que une la capital altoaragonesa con Zaragoza. A muchos aragoneses les suena el nombre de Almudévar porque es allí donde nació y vivió Pedro Saputo, un personaje literario, protagonista de divertidas anécdotas, imaginado por un escritor aragonés del S. XIX llamado Braulio Foz. Pero hay algo en Almudévar que ha superado en reconocimiento al propio Pedro Saputo, y es, nada más y nada menos, que la llamada "trenza de Almudévar".

He oído decir que la inventó alguien con la única intención de tentar a los creyentes (seamos practicantes o no) de la dieta Atkins. O de cualquier otra dieta. Un invento diabólico, vamos. Se trata, en fin, de una trenza elaborada con hojaldre de mantequilla, rellena de pasas, nueces y almendra. A diferencia de otras, es muy jugosa y tierna por dentro, pero por fuera tiene una textura ligeramente crujiente, con azúcar glaseado. Debido a la calidad de sus ingredientes, a su cuidada elaboración y a la ausencia de aditivos, el Gobierno de Aragón le concedió la "C" de Calidad Alimentaria, una especie de galardón que se concede a los productos de calidad sobresaliente.

Y todo esto viene a colación porque una compañera de trabajo cumplía hoy años, y no ha tenido mejor ocurrencia que traernos un par de trenzas. Y oye, es mejor no caer en la tentación, pero si hay que caer en ella, pues que sea con algo que merezca la pena, ¿no? Y sí, me he dejado tentar por un trocito de trenza de Almudévar. Bueno, dos. Pero el segundo era más pequeño que el primero, así que no cuenta, jeje.

No es que os aconseje caer en la tentación, ni mucho menos. Solo que si algún día hay que saltarse Atkins, o la dieta que sea, es mejor hacerlo con un trozo de trenza de Almudévar que con un paquete de pseudo-galletas dietéticas con sabor a paja...

miércoles, 25 de marzo de 2009

Pequeños caprichos en Atkins...


Semana complicada otra vez, laboralmente hablando, y sin tiempo para bici. Sigo sin perder ni un gramo, pero tampoco me lo gano, así que de momento, tranquilo. Ahora mismo estoy teniendo un plus de vida social (con un importante componente etílico-cervecero) que me impide seguir Atkins en serio, pero aparte del zumo de cebada que ingiero un día sí y otro también, voy vigilando la alimentación para no pasarme, y debo decir que en esto he tenido éxito... En Semana Santa espero volver al menos un par de semanas a inducción, a ver si me quito algún kilillo y luego lo mantengo.

Hay que reconocer que llevar una alimentación con hidratos de carbono controlados hace que uno coma de manera excepcional ciertos alimentos que a todos nos encantan (pastas, arroces, patatas, etc.). Pero de vez en cuando, uno puede encontrar en el mercado productos que le sorprenden gratamente y que nos permiten darnos de vez en cuando algunos caprichitos sin abusar de los carbohidratos.

Uno de ellos, del que me declaro fan incondicional (a pesar de que lo consumo muy de cuando en cuando) es un ketchup light, bajo en azúcares e hidratos de carbono, que se comercializa en España bajo la marca Prima. Contiene 6.6 g. de carbohidratos y 4.2 g. de fibra, y por si a alguien (aún) le interesan las calorías, diremos que solo tiene 35 kcal. por 100 g. y que está enriquecido (artificialmente) con 6 vitaminas. Obviamente, es mejor utilizarlo con prudencia y no abusar, pero la verdad que recuperar el sabor del ketchup al comernos una hamburguesa (¡sin pan, claro!), vale la pena.

Otro caprichico que no está nada mal es el chocolate negro, concretamente, el que tiene un 85 % de cacao. El que consumo yo habitualmente es el de Lindt, que contiene "solo" 19 g. de carbohidratos por cada 100 g. Cada porción es de 10 g., o sea, que si nos comemos un par de porciones al día, solo ingerimos 3.8 g. de deliciosos hidratos de carbono... ¡Eso, sin contar con sus anticancerígenos flavonoides! También Hacendado (la marca blanca de una conocida cadena de supermercados) tiene un chocolate con el 85% de cacao, con más cantidad de carbohidratos, pero que provienen de los polialcoholes (un tipo de edulcorante que nombra Atkins dentro de los que no influyen en los niveles de insulina, creo recordar vagamente).

En fin, un par de caprichitos que, con moderación, podemos darnos incluso cuando nos ponemos serios con nosotros mismos en inducción...

viernes, 20 de marzo de 2009

Barcelona és bona (pero cansa un huevo)


He aprovechado que hoy he tenido fiesta para venirme a pasar el finde a Barcelona y ver a varios amigos de Zaragoza que andan por aquí. Como ellos hoy trabajaban, me he dedicado a comprarme algunas cosillas que me hacían falta. Luego he quedado a comer con ellos en un restaurante (unas berenjenas, conejo con patata a la brasa y sí, maldición, sí, postre...) y por la tarde, más compras (y varios kilómetros de paseos para quemar los carbohidratos del dichoso postre). He llegado hace un rato a casa y literalmente estoy reventado... creo que he hecho más deporte hoy que en varios días en bici. La verdad es que me he acostumbrado a vivir en una ciudad de 17.000 habitantes, y cuando vengo a Barcelona (y no digamos cuando voy a Madrid), me siento un poco como Paco Martínez Soria en La ciudad no es para mí.

Bueno, en realidad, casi siempre me siento así cuando entro en tiendas de ropa tipo H&M, Zara, etc., porque veo prendas imposibles y cuerpos superdelgados pululando a mi alrededor, mirándome (o eso podría jurar yo) con cara de estar pensando "pero a ver, hipopótamo, ¿por qué te escapas del zoo y vienes aquí a molestarnos, no ves que aquí no hay nada para ti?" Pero bueno, igual es solo que me sugestiono fácilmente. Esta mañana, se me ha cruzado por la cabeza el siguiente pensamiento: cuando estaba en 93 kilos, habría dado un brazo por pesar los 87 que peso ahora, y sin embargo, estoy ahora más obsesionado que entonces con si me sale papada, o si se me ve tripa... Era uno de esos pensamientos levemente autodestructivos que de vez en cuando nos asaltan pero que luego se deshacen y nos dejan en paz. ¡Está guay esto de irse conociendo y no culpabilizarse por tener de vez en cuando pensamientos peregrinos!

El caso es que entre caminatas por la calle, por las galerías del metro, por las tiendas, por el barrio, etc., he hecho más kilómetros y he quemado más calorías que en una maratón. ¡No me vendrá mal! A ver dónde me llevan a cenar los cabrones de mis amigos, porque ya les he dicho que ni japonés ni pizzerías ni macdonalds. Que con la comida de hoy, ya he superado con creces la ingesta de carbohidratos "malos" de la semana.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Más bici...


Alarga el día, y hoy, a última hora de la tarde, me ha dado tiempo de darme un paseo corto (unos 45 min.) en bici; ya sé que no es mucho, pero menos es nada... y la verdad, la semana que no puedo coger la bici por falta de tiempo, la echo de menos. Así que nada, os dejo un par de fotos del camino que he hecho hoy, y que ya había hecho otras veces (aunque no había constancia fotográfica). El relieve que rodea el camino, sin ser espectacular, es verdaderamente curioso, como podréis apreciar en la foto (¿veis también mi bici, qué majica?).


El camino, vigilado nada menos que por un castillo templario, transcurre entre tierras de cultivo y monte. A la hora en que hoy me encontraba dándole a los pedales, hace un mes era de noche. Hoy me estaba deleitando con los olores de la vegetación en plena eclosión primaveral, hasta que ha tocado pasar por delante de una granja porcina y casi me caigo de la bici, pero bueno, gajes del oficio... A partir de ahora, y sobre todo cuando cambien la hora, voy a poder coger la bici por lo menos tres días a la semana!! Espero que se note en la báscula... que por cierto, esta mañana casi me ha absuelto de mis últimos y numerosos pecados (veniales, que no mortales, ¿eh?). Bueno, pasadlo bien los que estéis de puente. Yo mañana curro, pero el viernes tengo fiesta.

martes, 17 de marzo de 2009

Más primavera...


Esta tarde, después de escribir la anterior entrada del blog, me he ido con la bici... ¡una hora y cuarto! No está nada mal, ¿eh? Además, parece que me canso menos, igual es por el buen tiempo que hace, porque alarga el día, porque ya apetece ponerse de manga corta (al menos cuando ya llevas un rato pedaleando...). No he podido evitar la tentación de hacer una foto a mi rincón favorito... si la comparáis con la foto del 25 de febrero, veréis qué cambio... y es que, como cada año nos recuerda El Corte Inglés... ya es primavera.

lunes, 16 de marzo de 2009

Michael Pollan y el nutricionismo.

¿Comida?

Sigo leyendo el libro del que hablaba en la anterior entrada, El detective en el supermercado. Su autor, Michael Pollan, defiende que las causas de muchas enfermedades propias de occidente (cáncer, cardiopatías, obesidad, etc.) están muy relacionadas con los alimentos altamente procesados y desnaturalizados que estamos consumiendo. Además, el autor ataca de forma demoledora lo que él denomina nutricionismo. Dicho de manera muy simple, podríamos definir el nutricionismo como una tremenda simplificación científica que ha propiciado que estemos más pendientes de los nutrientes (en cuanto que componentes químicos de los alimentos) que de los propios alimentos. Según el autor (y es fácil estar de acuerdo con él), la ciencia nutricionista aísla los componentes de los alimentos y estudia su comportamiento como elementos aislados, olvidando las complejísimas relaciones que esos componentes pueden establecer entre sí en un mismo alimento, en el contexto de una dieta concreta y en el marco de un estilo de vida determinado.

Pollan expresa muy bien algo que yo, después de haber perdido mucho peso con dietas tan dispares como La Antidieta y Atkins, ya intuía: el ser humano puede adaptarse, con garantías de salud, a un enorme abanico de dietas distintas: dietas vegetarianas, piscívoras o carnívoras, dietas con predominio de carbohidratos, con predominio de grasas o con predominio de proteínas... La única condición es que esas dietas estén basadas en comida de verdad, no en alimentos tremendamente procesados y artificiales, como los que cada vez en mayor cantidad llenan nuestras cestas de la compra, y que son los culpables de un amplio abanico de males que aquejan la salud de nuestras sociedades.

El libro explica muy bien cómo ciertos científicos y cierta industria de la alimentación se complementan perfectamente para "mejorar" y "enriquecer" los alimentos, de tal forma que al final el consumidor no come alimentos naturales, sino alimentos sumamente procesados y llenos de aditivos. Un buen ejemplo, al que aludí en el post anterior, es el de las grasas, señaladas en las últimas décadas como culpables de provocar cáncer, infartos, colesterol, etc., hasta que se descubrió el papel crucial que desempeñaba en todo ello la relación entre carbohidratos refinados e insulina dentro de nuestro cuerpo. Partiendo de supuestos estudios científicos que corroboraban la visión "antigrasa", se comenzó la producción de numerosos productos "libres de grasa", en los que de forma artificial se eliminaban las grasas naturales y se sustituían por carbohidratos refinados sumamente procesados, lo cual ha llevado a un aumento vertiginoso de las tasas de obesidad en los países occidentales.

El autor termina concluyendo que hay que comer comida (es decir, comida de verdad y no imitaciones industriales), en la cantidad adecuada, y con predominio de verduras de hoja, sin tener que renunciar a ningún alimento que sea comida de verdad.

A ver si alguien más se anima a leer el libro (hay partes que están muy bien, otras se me han hecho un poco ladrillo, la verdad) y lo comentamos.

sábado, 14 de marzo de 2009

Michael Pollan y las grasas


Michael Pollan es el autor de El detective en el supermercado, un libro sobre alimentación que me he comprado esta misma mañana y que, según reza la portada, es un superventas mundial, con más de 400.000 ejemplares vendidos. Estando en la librería, he echado un vistazo al índice, y me he encontrado con un epígrafe titulado "La hipótesis lipídica se desmorona". No he podido por menos que leérmelo (dado que las críticas más feroces al método Atkins se centran en el aporte supuestamente demasiado alto de grasas). El autor explica que eso de la hipótesis lipídica se refiere a "la idea de que las grasas alimenticias son responsables de las enfermedades crónicas", y respeto a esta idea, no se anda por las ramas y señala el fracaso total de las teorías (o dogmas) que culpabilizaban a las grasas como fuente principal de todos nuestros males.

Pollan se refiere a un artículo de un grupo de importantes científicos de la Escuela de Salud Pública de Harvard sobre la relación entre grasas alimenticias y riesgo de cardiopatías coronarias. En ese informe, los autores reconocen que durante las últimas décadas "la reducción de la ingesta de grasas ha sido el centro de atención de las recomendaciones dietéticas nacionales. Para la mayoría de la gente, las palabras grasas alimenticias se han convertido en sinónimas de obesidad y enfermedades cardiacas, mientras que las expresiones bajo en grasas y libre de grasas lo han sido de salud cardiaca". Sin embargo, dicen, "se acepta cada vez más que la campaña a favor de una alimentación baja en grasas estaba basada en escasas pruebas científicas y puede haber tenido consecuencias no deliberadas sobre la salud". La excepción, por supuesto, son las temibles grasas vegetales hidrogenadas, que, paradójicamente, son las únicas permitidas en muchas dietas "bajas en grasa", y que sí han demostrado sus efectos letales para la salud coronaria.

Supongo que a los lectores de Atkins todo esto nos suena bastante, ¿no? En fin, a ver si me leo el libro completo y os cuento qué tal. ¡Feliz fin de semana!

lunes, 9 de marzo de 2009

La táctica de la avestruz.


Sigo vivo... ¡que no es poco! Esta semana empiezo a ver la luz al final del túnel (en cuanto a cantidad de trabajo), y espero poder tener algún ratillo para leer los últimos post que han ido apareciendo en la blogosfera de las dietas.

Hablando de dietas: la mía la tengo un poco abandonada, no en plan "paso-de-todo-a-la-mierda", ni mucho menos, sino más bien "virgencica-virgencica-que-me-quede-como-estaba". Vamos, que estoy haciendo una especie de mantenimiento flexible (igual hasta demasiado flexible), pero que tampoco estoy cometiendo atrocidades. Por si acaso, estoy siguiendo la táctica de la avestruz: esconder la cabeza debajo del ala, o sea, esconder la báscula debajo del mueble del baño y no subirme a ella ni por accidente. Aunque leí hace tiempo que eso de que las avestruces escondían la cabeza bajo el ala era una leyenda urbana, o campestre, más bien pero leyenda al fin y al cabo, y que las avestruces solo meten la cabeza bajo el ala para dormir.

No creo haber engordado demasiado, probablemente, eso sí, haya perdido la meta de los 86 y haya regresado a los 87 y pico, u 87 largos... pero nada que no se remedie en unos pocos días. Por cierto, que ayer casi mato a un amigo que siempre critica la dieta Atkins, y en plan cabrón va y me suelta: "total, para los resultados que estás obteniendo...". La cara que puse debió de ser tal que mi amigo optó por no seguir precisamente la táctica del avestruz y huir a una distancia prudencial, lejos del alcance de cualquier objeto contundente de los que me rodeaban... El comentario me jodió, pero también me hizo ver que llevo semanas mareando la perdiz sin perder rien de rien, y que eso tiene que cambiar... Y desde luego la culpa no es de la dieta, sino de no seguirla, of course. Así que acepto broncas. Por avestruz.

lunes, 2 de marzo de 2009

El sudor de mi frente.


No sé si sabréis que la palabra trabajo procede del latín TRIPALIUM, término que designaba a un pizpireto instrumento de tortura hecho con tres palos (tri-palium) que tenía la simpática finalidad de servir como soporte para azotar a los esclavos desobedientes. De ahí pasó a designar cualquier actividad que producía sufrimiento, sobre todo físico, y de ahí hasta nuestros días. El caso es que durante esta semana voy a estar bastante absorbido por mi tripalium particular, y ya se sabe la maldición, "ganarás el pan con el sudor de tu frente". En mi caso, el pan no, que es demasiado alto en carbos, pero sí la hipoteca, la letra del coche, gastos corrientes... lo típico.

En otras palabras, que voy a tener el blog algo menos activo, pero no así la dieta, ¿eh? Este finde no me he portado demasiado bien, pero tampoco ha sido desastroso. Sigo ahí entre los 86 y los 87, según el día... Bueno, a cuidarse y a quererse mucho.