Free counter and web stats

lunes, 16 de marzo de 2009

Michael Pollan y el nutricionismo.

¿Comida?

Sigo leyendo el libro del que hablaba en la anterior entrada, El detective en el supermercado. Su autor, Michael Pollan, defiende que las causas de muchas enfermedades propias de occidente (cáncer, cardiopatías, obesidad, etc.) están muy relacionadas con los alimentos altamente procesados y desnaturalizados que estamos consumiendo. Además, el autor ataca de forma demoledora lo que él denomina nutricionismo. Dicho de manera muy simple, podríamos definir el nutricionismo como una tremenda simplificación científica que ha propiciado que estemos más pendientes de los nutrientes (en cuanto que componentes químicos de los alimentos) que de los propios alimentos. Según el autor (y es fácil estar de acuerdo con él), la ciencia nutricionista aísla los componentes de los alimentos y estudia su comportamiento como elementos aislados, olvidando las complejísimas relaciones que esos componentes pueden establecer entre sí en un mismo alimento, en el contexto de una dieta concreta y en el marco de un estilo de vida determinado.

Pollan expresa muy bien algo que yo, después de haber perdido mucho peso con dietas tan dispares como La Antidieta y Atkins, ya intuía: el ser humano puede adaptarse, con garantías de salud, a un enorme abanico de dietas distintas: dietas vegetarianas, piscívoras o carnívoras, dietas con predominio de carbohidratos, con predominio de grasas o con predominio de proteínas... La única condición es que esas dietas estén basadas en comida de verdad, no en alimentos tremendamente procesados y artificiales, como los que cada vez en mayor cantidad llenan nuestras cestas de la compra, y que son los culpables de un amplio abanico de males que aquejan la salud de nuestras sociedades.

El libro explica muy bien cómo ciertos científicos y cierta industria de la alimentación se complementan perfectamente para "mejorar" y "enriquecer" los alimentos, de tal forma que al final el consumidor no come alimentos naturales, sino alimentos sumamente procesados y llenos de aditivos. Un buen ejemplo, al que aludí en el post anterior, es el de las grasas, señaladas en las últimas décadas como culpables de provocar cáncer, infartos, colesterol, etc., hasta que se descubrió el papel crucial que desempeñaba en todo ello la relación entre carbohidratos refinados e insulina dentro de nuestro cuerpo. Partiendo de supuestos estudios científicos que corroboraban la visión "antigrasa", se comenzó la producción de numerosos productos "libres de grasa", en los que de forma artificial se eliminaban las grasas naturales y se sustituían por carbohidratos refinados sumamente procesados, lo cual ha llevado a un aumento vertiginoso de las tasas de obesidad en los países occidentales.

El autor termina concluyendo que hay que comer comida (es decir, comida de verdad y no imitaciones industriales), en la cantidad adecuada, y con predominio de verduras de hoja, sin tener que renunciar a ningún alimento que sea comida de verdad.

A ver si alguien más se anima a leer el libro (hay partes que están muy bien, otras se me han hecho un poco ladrillo, la verdad) y lo comentamos.

4 comentarios:

Carina dijo...

partes un poco ladrillos?? jajaja ,ummno se .estoy terminando de releer uno de Bucay que en este momento lo necesito mas..Si me animo con el ladrillo te aviso!!!
besos y gracias

siempreadieta dijo...

No quería desanimar a nadie con eso de que había algún trozo un poco "ladrillo", el libro está muy bien. Pero desde luego, no puede competir con Bucay, jejeje. Bss!

Maran dijo...

Mañana me compro el libro!pero como sea un ladrillo a tu cabeza va directo!!!!!!jaja :-) me recomendaron hace un tiempo "el mono obeso" lo has leido??ya me contarás.Besos!

siempreadieta dijo...

Aceptaré con resignación el ladrillazo, Maran... y no, no he leído el mono obeso, prometo investigar ;) bss