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jueves, 17 de septiembre de 2009

Básculas, virus y otras pesadillas.


Llevo una semanita que la báscula me trae de cabeza (levemente, tampoco vamos a dramatizar). El caso es que un día me marca 87, al siguiente 87.6 y al siguiente 87.2, y así toda la semana. Hoy he vuelto a los 87. De todos modos, estoy acostumbrado a estos "parones". Afortunadamente, a pesar de que la báscula (me) vacile de semejante manera, los pantalones y el cinturón no engañan, y es evidente que sigo perdiendo. Así que tarde o temprano, la báscula tendrá que reconocer mis méritos. Lo que me fastidia es que mañana tengo bodorrio, y es fácil que cometa algún pecadillo (que tampoco hay que mortificarse). En fin, a ver si el resto del finde me porto bien y la semana que viene veo el 86 en la dichosa báscula.

Cambiando de tema: me mosquea eso de que la obesidad sea un posible factor agravante para quien pille el H1N1, más comúnmente llamado "gripe A". Tengo la sensación de que hay bastante confusión sobre el virus. Un día los medios de comunicación nos tranquilizan afirmando que el virus será incluso menos "peligroso" (y menos letal) que el de la gripe común, y al día siguiente sale no sé qué estudio de no sé qué médicos que afirman que ha habido un número no despreciable de casos en los que personas sanas, que no parecían estar dentro de ningún grupo de riesgo, han presentado complicaciones graves. A ratos nos alarman, a ratos nos tranquilizan, y no faltan las voces que dicen que hay poderosos intereses económicos detrás de esta ceremonia de la confusión. Y no solo los intereses de ciertas farmacéuticas... Muchos fabricantes de alimentos se han puesto manos a la obra para presentarnos cualidades de sus productos que presumiblemente nos pueden ayudar a aumentar nuestras defensas. Hace unos minutos acabo de ver un anuncio en la tele que me ha parecido tremendamente agresivo: una voz en off nos pregunta "¿Les da a sus hijos suficiente vitamina C?" (o algo parecido). Y acto seguido, se nos presentan unos zumos procesados que, al parecer, ayudarán a nuestros hijos (a los demás, que nos zurzan) a fortalecer "de forma natural" las defensas. Después de ver el anuncio, supongo que habrá un montón de gente que se sentirá fatal por no haber comprado el dichoso zumo para sus hijos. Yo, que no tengo hijos, estoy por regar las macetas con él, por si acaso...

Una anécdota para terminar: ayer, al pasar por una farmacia, me acordé de que quería comprar algún "antipirético" (o sea, algo contra la fiebre, oí la palabreja en la radio, que decía que era bueno tener alguno a mano para cuando a uno le pille la dichosa gripe). La dependienta de la farmacia me miró con cara rara:

-¿¿Un antiepiléptico, dices??
-No, no, un antipirético.
-¿¿??
-Bueno, algo para la fiebre.
-Aaaaah... tú lo que quieres decir es un "antitérmico"...

Total, que después de semejante escena, la dependienta me informa de que los famosos "antipiréticos" o "antitérmicos" (yo ya no sé cómo llamarlos) no son más que la aspirina y el paracetamol... Algo he leído por ahí de la "medicalización de la normalidad", y cada vez lo veo más claro...

2 comentarios:

Carina dijo...

Y?? fotos de la boda??
no vemos??
espero tengas un semana re linda..
besos

siempreadieta dijo...

ufff Carina, que yo soy muy timidico y no pongo fotos mías en el blog...